La caza del jabalí es tan antigua como la propia Humanidad. Si no realizada y considerada
como un deporte desde siempre, que es del modo que hoy día está catalogada, sí, como un verdadero
desafío entre el hombre y la fiera, como era apreciada por las civilizaciones griegas, primero, y
romana posteriormente.
Es pues, el ejercicio de la caza del jabalí según ha trascendido
históricamente,
una manifestación de raza, pundonor, valor y dotes específicas para poder llevar a término un
lance, que es comparable, como así dejaron escrito los griegos y romanos, hasta con el arte de
guerrear.
Tipos de caza del jabalí
Mucho ha cambiado desde entonces la caza de este animal, y muchas son las
modalidades que se han ido ideando. Desde la montería, al
aguardo,
pasando por las batidas o los recechos, hasta la más despreciada y prohibida (al menos en España)
como es la del lazo.
Todas estas formas de dar muerte al jabalí, tienen muy diferentes maneras de
llevarse a cabo y preparativos, y no todas requieren de la misma destreza. Para unas, la puntería,
si hablamos de la montería a pie parado, una batida, un gancho, si se caza andando a plena luz del
día y buscando al animal. Para otra, la paciencia, si nos referimos a un aguardo y para otra, el
rececho, sería un compendio entre el conocimiento del terreno, la astucia y el sigilo.
Caza del jabalí en monterías
Los preparativos que han de llevar a cabo los organizadores de una
montería son muchos y verdaderamente laboriosos si queremos que todo salga como se prevé de
antemano. Para ello, en la
caza del jabalí
en monterías, han de primar una serie de cuestiones, y entre todas ellas, la principal es la
seguridad de los monteros. Asegurar al cien por cien la integridad de todos los que van a
participar en el evento, como en todo, es prácticamente imposible porque existen muchísimas
variables que atentan contra la eficacia total, ya que nadie puede contar con un rebote de una bala
disparada en la dirección adecuada, pero cambia su trayectoria al impactar con una roca en su
camino.
Así pues, hay que partir de la base de que al poner los puestos, se mire por
encima de todo la seguridad y después, elegir los lugares por donde más posibilidades existen de
que entren los jabalíes.
Una vez que los puestos han sido acondicionados bajo la premisa de la seguridad,
en los
cotos intensivos,
como se hace hoy día en la mayoría de los casos, está, el buscar la forma de que los animales se
acostumbren a una serie de pautas y para ello, los comederos artificiales, están desarrollando una
importantísima labor. Con ellos, se está garantizando que la población de animales se mantenga en
las manchas que van a ser monteadas, eso por un lado, y por otro, que el suplemento alimentario
contribuya al mejor crecimiento de los que serán posteriormente trofeos de caza.
Caza de jabalí en batidas o ganchos
En las batidas o ganchos, al participar ya un número indeterminado
de cazadores que dan una pequeña mancha donde suponen está o están los guarros, es cuestión más de
cada uno que de los organizadores de la montería, ya que de ellos mismos depende su propia
seguridad.
Caza de jabalí en rececho
La caza de jabalíes usando el rececho, a diferencia de las batidas o
ganchos, es como cazar al salto
liebres o
perdices,
el cazador ha de tener la habilidad de encontrar la pieza sirviéndose de sus conocimientos del
terreno y de la querencia de los animales, puesto que el
jabalí,
si bien no tiene muy bien desarrollado el sentido de la vista, sí posee un extraordinario oído y
olfato, por lo que si vamos a intentar sorprender al marrano encamado dándonos el «aire», está
claro que para cuando queramos llegar encontraremos la cama caliente y el objeto deseado a cientos
de metros de nuestra escopeta o rifle.
Caza de jabalí con lazo
En cuanto al lazo, este tipo de caza, ilegal, que utilizan
fundamentalmente los furtivos, a los que no se debería denominar «cazadores furtivos», ya que
emplear este método, es desde todos los puntos de vista, cruel para con el animal que puede pasar
días, incluso semanas, hasta que muere por inanición o por la infección de las heridas que les
produce el lazo o se producen ellos en su intento de escapar, y, además, improductivo porque no
aporta ningún tipo de valor añadido. |